Familia  
Sociología de la familia y de la sexualidad
Autor: José Pérez Adán y Javier Ros Codoñer
Fuente: 1/19/aaaa

El trabajo realizado por los profesores Pérez Adán y Ros Codoñer, nos plantea un novedoso punto de reflexión sobre la sexualidad y la familia. Los autores muestran desde un enfoque sociológico que la razón no está con el análisis de la familia que hace el pensamiento aparentemente dominante en la cultura postmoderna actual y que caben interpretaciones alternativas más coherentes.

El texto parte del abandono del punto de vista individualista como prisma correcto de análisis sociológico. Para Pérez Adán y Ros Codoñer lo humano desemboca indefectiblemente en lo social, y lo social es diacronía. Sin entender la diacronía resulta imposible defender el estatuto de la vida humana, pues la ruptura de la diacronía impide tanto la anticipación como el diferimiento de la responsabilidad, esto es, tanto la relación hacia los que están por nacer como hacia nuestros ancianos. Y esto es así de tal modo, que en opinión de los autores separar lo social y lo temporal conlleva siempre una actitud excluyente de rechazo a personas.

El hombre mantiene con la sociedad una relación de equilibrio, siendo su ruptura causante de patologías, las cuales se aprecian especialmente, tal y como nos ponen de manifiesto los autores, en lo que tiene de relación el comportamiento sexual. Esto es debido, entre otras razones, a que la sexualidad ha pasado de ser patrimonio de la colectividad a ser una exclusiva discrecionalidad individual. Se ha acentuado la genitalidad de la relación con la consiguiente minusvaloración ética del contacto sexual que lleva aparejada. La genitalidad alcanza cotas de caricatura de la sexualidad, y ésta, a su vez, es privada de su dimensión comunicativa, quedando jibarizada a solo placer. Este comportamiento supone una ruptura de la diacronía, y en consecuencia un ejercicio de lo que el texto llama egoísmo intergeneracional.

Los autores hacen un acertado análisis de la denominada “revolución sexual”. Sugieren dividirla en tres fases y hablan de tres revoluciones sexuales: la contraceptiva, la aceptación como normal de comportamientos desviados, y la reprogenética. Es precisamente esta última la que culmina un trayecto hacia un dudoso destino. Las mencionadas revoluciones han desembocado en la ruptura de la relación de diacronía y reciprocidad entre amor, relación sexual y procreación.

Esta ruptura va modelando unos individuos más débiles, más fragmentados, más egoístas, más indefensos frente a las nuevas tentaciones de dominación que ejercen las adicciones de la sexualidad o el mundo de las drogas. A la consideración del fenómeno de la drogadicción se dedica un capítulo del libro. Se analiza del denominado “instantaneismo” como uno de los factores determinantes del problema del consumo de drogas en la juventud, frente al cual se propone una nueva cultura basada en la ética de la coherencia y asunción de estilos de vida alternativos.

Otra de las cuestiones que se abordan en el libro, y en mi opinión de forma magistral, es el conflicto intergenérico. Nos plantean un concepto nuevo de relación denominado “equidad genérica” que está basado en un reconocimiento de los valores propios de cada sexo y la búsqueda de la complementariedad. Presentan así una alternativa al planteamiento machista dominante en el feminismo, que pretende reconocer cómo únicos valores los tradicionalmente masculinos, siendo esos los que debe abarcar la mujer, aún a costa de perder los suyos. Se trata en definitiva, de romper con la idea dominante de la superioridad de la masculinidad. En resumen, la equidad genérica tiene que partir de la feminización de las diferentes relaciones laborales, familiares…ya que de lo contrario, volveremos a incurrir en el olvido de la diacronía, y por ende de la sociedad.

Los autores nos invitan a reflexionar sobre la cultura instalada y la cultura alternativa que tiene que estar basada en un feminismo de tercera generación, en el paso de la multiculturalidad a la transculturalidad, en la libertad y la asunción de responsabilidades, en el reconocimiento de la maternidad como un hecho socialmente asumido, en la superación del materialismo y en la recuperación de la familia como modelo de diacronía. Así nos vemos abocados al planteamiento de una nueva sociología de los derechos humanos que ha de tener como punto de apoyo a la familia: el hombre no es un ser condenado a representar sempiternamente el mito de Sísifo, sino a crecer en el sentido más amplio de la palabra.

Termina el libro con un planteamiento de familia que podría calificar como el más razonable: una familia que recupere poder frente a la insidiosa injerencia del Estado, la familia como comunidad de vida y amor, abierta a la vida y al resto de la sociedad.

En definitiva se trata de un libro altamente sugerente que nos va interpelando a medida que nos adentramos en su lectura. Mi ejemplar ha acabado lleno de anotaciones y glosas, muestra inequívoca de mi diálogo intelectualmente honesto con las propuestas de Pérez Adán y Ros Codoñer.

Juan Morote Sarrión
Profesor de Antropología de la Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir y del Instituto Pontificio Juan Pablo II.
C/ Sagrado Corazón 5 de Godella, Valencia.
jmorote@edetania.es
www.edetania.es

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