LAS DUDAS DE BOBBIO
Autor:
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Fuente:
Periodista Digital |
1/15/aaaa |
La ancianidad había agudizado su escepticismo acerca de la condición humana. Norberto Bobbio, que acaba de morir, ya no estaba a la altura de su pensamiento crítico. Había perdido las claves que lo fundamentaron. A los noventa y tantos años, por muy buena salud mental que se conserve, un hombre es un detritus de lo que fuera y aún suponiendo que todavía fuera un despojo lúcido no podría entender qué es eso de la estúpida globalización que nos ha convertido en un rebaño del aprisco económico, en un mundo tan distante de aquél por el que luchó a lo largo de toda una vida con su actitud ante la igualdad. El, que había defendido hasta la última frontera la libertad y la dignidad del ser humano, siempre tuvo más dudas que certezas, actitud muy propia de un intelectual cuya biografía atraviesa toda una época convulsa de la historia de Europa, desde el nacimiento y desaparición del fascismo y el comunismo hasta el descampado filosófico de un tiempo como el de ahora en el que reina por doquier la religión más peligrosa de todas las religiones conocidas, la religión del pensamiento único, tan contraria a un pensamiento como el suyo, fundamentado en una conciencia crítica construida a partir de los valores de la izquierda ilustrada. Para los que no lo hayan conocido habría que decir del filósofo nacido en Turín hace 94 años que fue un defensor del individualismo humano frente al Estado, pero siempre desde una perspectiva liberal socialista que fue la clave fundamental de un pensamiento ejercido en defensa de la educación, el trabajo y la salud como condiciones previas para el ejercicio de la libertad del ser humano. En uno de sus libros, Derecha e izquierda , Norberto Bobbio escribe: "La razón de ser de los derechos sociales es, por encima de todo, una razón igualitaria. El derecho a la educación, el trabajo y la salud tiende a paliar las diferencias y desigualdades entre quienes tienen y quienes no tienen, entre los desafortunados y los afortunados en razón de su nacimiento y condición social". Este sólido argumento del pensador define perfectamente su pensamiento de izquierdas, como lo define su actitud ante la religión. Bobbio solía distinguir entre el llamado pensamiento de la derecha cristiana, tradicional en la vieja Europa y representado por De Maistre, nuestro Donoso Cortés o Karl Schmid, de la actitud de una derecha irreligiosa y pagana que se sirve de la religión como instrumento de poder ("instrumento regni", en palabras de Bobbio). Aunque habría que matizar: en lo que concierne a lo que tenemos más cerca, la experiencia política histórica de nuestro país, ambas actitudes ante la religión convergen en una sola en cuanto a utilización de una doctrina, como la cristiana, por parte de una derecha que ha hecho y sigue haciendo uso del factor religioso a la manera de "instrumento regni". Desde Franco hasta Aznar, por hablar sólo de cercanías históricas, así se ha escrito y fundamentado un derecho político del que seguimos sufriendo las consecuencias y espero que no sea por otros cuatro años. Un pensador tan socrático como Norberto Bobbio no habría pasado por alto este matiz, de haber sido español. Aunque en toda su obra no pasa desapercibido el sentido religioso del hombre como animal humano y de que en este mundo que nos ha tocado vivir siempre tendremos la sensación de estar envueltos en el misterio impenetrable que algunos llaman fe y otros agnosticismo. Algo irrelevante, según Bobbio, como las infinitas disputas filosóficas, en comparación con lo que nos toca más de cerca: los avances tecnológicos y el progreso científico. Las filosofías y las religiones no influyen tanto en la vida humana como la evolución científica y tecnológica. Ahí Bobbio no las tenía muy claras. Cierto es que estaba en el declive de una vida dedicada a la especulación intelectual, al cultivo de la duda filosófica ante acontecimientos tan delicados e imprevistos hace sólo algunos años como el descubrimiento del código genético. Ante ese proceso irreversible de los avances del conocimiento hasta un hombre como Bobbio decía estar asustado. E incluso se había atrevido a formular la más crucial de las dudas del hombre: esa de que cuanto más sabemos más conscientes somos de nuestra ignorancia.
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