Opinión  
¿Cuántos años tienes?
Autor: Mikel Agirregabiria Agirre.
Fuente: 1/7/aaaa

¿Quién no ha escuchado reiteradamente este impertinente pregunta? Hace años que decidí contestar con una triple respuesta, basada en una leyenda apócrifa de Galileo, que sorprende y obliga a reflexionar: - “No lo sé exactamente, pero son pocos y menos aún los de buena salud”.

Porque los años que tenemos son los que no hemos gastado, los que aún no hemos vivido. Y nadie sabe cuántos tenemos todavía para continuar nuestra vida. Las estadísticas apuntan que, en el caso de Euskadi, la esperanza de vida actual está fijada en 75,9 años para los hombres y de 83,8 en mujeres, éstas las más longevas del mundo con las japonesas, mientras los varones ocupamos un honroso séptimo lugar en la escala de supervivencia. Pero, la etapa sin incapacidad se reduce a 67,0 y 72,2 años respectivamente, si bien es cierto que estas edades se han incrementado en 6,0 y 5,7 años en los últimos diez años.

En todo caso nos restan pocos años, pocos meses, pocos días de existencia terrenal. Las horas son como las monedas de una bolsa, que se van agotando implacablemente. Conviene disfrutar cada instante como si fuera el último, porque nunca se repetirá. El ayer se fue y el mañana es incierto. ¡Aprovechemos el hoy! Y cuando queda tan poco tiempo, sólo cabe hacer el bien, dejar una familia, unos amigos y una obra que perdure más allá de nuestros días en esta tierra, y confiar en que nuestro espíritu halle una nueva morada más allá de lo temporal.

Mikel Agirregabiria Agirre. Getxo (Bizkaia)

Comentario de Vicente Oltra: Querido amigo Mikel, siempre me sorprende la carga espiritual de tu pensamiento matemático. ¡También los matemáticos y además de Getxo, creen en las verdades eternas! Quién lo iba a decir. Gracias amigo Mikel. Parece que no todos los del país vasco llevan rabos y cuernos y excepcionalmente en Getxo.

¡Si nos pudiésemos quitar de en medio al terrorismo sería otra cosa!, pero se hace lo que se debe aunque se deba lo que ser haga. Con el tiempo todo se resuelve, lo importante es hablar. Pero no se puede ni se debe hablar con el “diálogo de los puños y las pistolas”, frase que recuerdo de cuando era pequeño y que viene al pelo ahora.

A nosotros lo que posiblemente nos toca es intentar ayudar a poner un poco de paz y no echar más leña al fuego político, que va cargado. Ahí y aquí.

La violencia es fruto de otros tiempos, 1982 puso en marcha un sistema de mala educación cuyos resultados y corrupción estamos recogiendo ahora: “aquellos polvos trajeron estos lodos”. Como dice el rojo de los rojos Oscar Lafontaine en su libro “No tengáis miedo a la Globalización: El bienestar para todos”, no se, no se. . . . –y conste que es alemán-, en este país (Alemania) es necesario volver a reimponer la asignatura Urbanidad. Aquí en España que la mala educación es superabundante hasta en el parlamento o los parlamentos y la intolerancia de los “tolerantes” tan ciega, valdría la pena reponerla también: Alemania no es España, ni mucho menos y el rojo pedía la Urbanidad como asignatura. En España eso no lo pide ni el PP –todos tienen igual de mala educación-, por lo menos no se enteran de que hace falta para tratar de evitar la “violencia”, que en definitiva es una derivada de la educación que dan desde, los políticos en lo que legislan (inmoralidades convertidas en leyes), los padres que no saben ser padres lo que es siempre una ilusión que ellos han perdido, los educadores a todos los niveles: hasta los homosexuales y lesbianas (sodomitas vicio “nada de genes” desde hace miles años) son producto del apoyo por los políticos en nombre de la Libertad, pero señores ¿De qué libertad?

¿Por qué no definimos los límites de la libertad? Algún límite va a tener la aplicación de: liberté (para nada neoliberalismo), egalité (para nada comunismo) y fraternité y solidaridad, esta última nunca aplicada y claro así viven los 2.800 millones de pobres del mundo y los archimultimillonarios [(sionistas,islamistas,wasp´ianos)masonería}= Capitalismo Salvaje en el Mundo. Vaya diferencia unos cómodos de hartazgo y otros sin nada que echarse a la boca y encima robándoles su dinero de “caridad” solidaria.

Mikel: la ambición, la avaricia, el materialismo del dinero y del poder, no tienen límite. Pero el AMOR tampoco ¿Quién crees que al final ganará? Porque los archimultimillonarios avariciosos, no se van a llevar a la tumba ni un centavo de euro o dólar: se pueden llevar sólo el justo pago a sus maldades, porque al final la justicia existe. Solo hay que recordar la parábola “del Rico Epulón y el pobre Lázaro”.


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