Recetas para dedicar tiempo a los hijos
Autor:
Josemanuel Tarrío |
Fuente:
www.PiensaunPoco.com |
11/4/aaaa |
Dedicar tiempo a los hijos no es cuestión de tiempo. Es cuestión de ritos. Crear lazos. Este el secreto.
Intentemos salir de este callejón sin salida en el que parece que nos hemos metido en esta cuestión de cómo dedicarles tiempo a los hijos cuando, al mismo tiempo, la vida, cada vez, nos deja menos tiempo para todo.
A los hijos pequeños
Y para centrar mejor la cuestión, empecemos por los hijos de corta edad. Porque los más crecidos necesitarán distintas maneras de hacer las cosas por parte de los padres.
Y quisiera citar al El Principito y a ese capítulo del zorro.
El zorro pide al principito que vaya a verle todos los días. El principito acepta. Pero cada día se presenta a una hora distinta y eso parece no agradar al zorro. El principito, como buen pequeño, le pregunta por qué.
Con parecidas palabras a estas, el zorro le hace saber que si llega todos los días a la misma hora sabrá cuándo preparar su corazón. Si sé que vendrás todos los días a las seis, empezaré a ser feliz desde las cuatro. Los ritos, le dice, son importantes.
Qué son los ritos, pregunta obligada que hace el niño principito. Algo muy olvidado por los mayores, responderá el zorro. Significa crear lazos.
Dejemos este cuento e intentemos relacionar las ideas.
Dedicar tiempo a los hijos no es cuestión de tiempo. Es cuestión de ritos. Crear lazos. Este el secreto.
Y esto funciona a las mil maravillas con los críos. Porque bien sabemos que los pequeños adoran la rutina porque psicológicamente estructuran la realidad y su identidad de esa manera.
En los colegios, sabemos que en Infantil y Primaria no es bueno que entren muchos profesores a dar las distintas asignaturas. Porque eso despista al alumno y dificulta el aprendizaje.
Y lo dificultad porque el niño, para aprender, necesita pautas comunes, rutinas. Y si hay muchos profesores se pierde ese común denominador amplio y necesario.
Y en cuestiones de educación y de cariño, esta realidad -de forma ser de un crío pequeño- se multiplica hasta el infinito.
Y la rutina, en su sentido positivo, significa crear lazos. Y un niño entiende esos lazos como muestra de cariño y se sentirá único para sus padres. Y crecerá con seguridades y feliz.
1.- Si le cuentas todos los días a tu hijo un cuento, antes de dormirse, tu hijo se sentirá querido. Son los ritos. Son necesarios.
2.- Juega con tus hijos, aunque sólo puedas hacerlo un rato a la semana. Podemos pensar que a un pequeño le gusta jugar porque es lo propio de la edad. Es más que eso. Los niños quieren mucho a las personas que juegan con ellos. Haz la prueba. No hace falta estudiar psicología para aprender esta realidad.
3.- Responde a sus interminables preguntas aunque, a veces, te coja cansado y te pongas de los nervios. Un niño no pregunta tanto por saber las cosas –que también- sino, sobretodo, para sentirse importante ante quién le responde.
4.- Aunque sea pequeño, pídele que te ayude en algo, por mínimo y sencilla que sea esa ayuda. Recuerda que el cariño se fragua mejor cuando los niños se acostumbran a dar y no a recibir todo.
5.- Dale un beso a tu hijo cuando lo veas por la mañana y cuando se acueste. Así de sencillo.
6.- Hay que hacer planes exclusivos para la familia cuando los niños son pequeños. Padres y hermanos juntos y nadie más. Para eso están los domingos. Tu hijo –aunque no sepa expresarlo- estará deseando que llegue ese día. 7.- Sorpréndele, de vez en cuando, con algo que se salga de la costumbre. Si nunca vas a recogerlo al colegio, porque no puedes, el día que puedas, hazlo. Pero no bases las muestras de cariño en lo inesperado o en lo grandioso –regalos y regalos- porque la rutina –en su sentido positivo- es necesaria en los pequeños.
8.- Dile siempre la verdad. Adecuada a su edad, pero la verdad. Especial daño hace a un pequeño descubrir que su papá o su mamá le mienten.
9.- No discutáis, los padres, delante de él. Pensará que papá o mamá es malo o mala. Y aunque sea pequeño, no podrá evitar tomar partido por uno de los dos.
10.- No le grites. Y no porque se vaya a frustrar. Si gritas, pensarás que no le quieres.
11.- Ten autoridad. Si un niño hace lo que quiere o consigue lo que quiere, irá l alimentando la idea de que, en el fondo, le importas poco.
12.- Pregúntale muchas cosas. A los adolescentes les molesta pero a los pequeños les encanta.
Continúa tú la lista.
A los hijos mayores
Dedicar tiempo a los hijos no es cuestión de tiempo. Es cuestión de ritos. Crear lazos. Este el secreto.
Y esto también funciona con los hijos adolescentes y jóvenes, aunque requiera un poco más de esfuerzo y de imaginación.
1.- Hablar, hablar y hablar. Pero si ellos no cuentan nunca nada. Si parecen monosilábicos. Pues eso, habla tú. Cuéntale de tus cosas. Y no confundas hablar con un interrogatorio interminable de preguntas.
Y habrá días, porque los hay, que tu hijo tendrá ganas de hablar de cualquier cosa. Aprovecha esos momentos para callarte y escuchar.
Escucha, escucha y escucha. Y no le des consejos en ese momento. No espera que se los dé. Lo que quiere es, sencillamente, que le escuches.
2.- No seas un racionalista con tu hijo adolescente o joven.
Estudia porque la vida es dura. Estudia que no serás nadie. Cómo sé te ocurre hacer eso.
Ese es el objetivo a conseguir y no a decir.
Un joven es utópico y poco realista. Eso no es malo. No le aburras con charlas interminables. No pierdas el poco tiempo que podáis pasar juntos con sermones.
3.- Ve a su instituto o colegio a las tutorías. El dirá que eso le molesta pero, en el fondo, le gusta. Porque verá que te interesas por él.
4.- No confundas ser buen padre o madre con conseguir que tu hijo vaya bien en los estudios. La vida de tu hijo no se reduce a llevar bien los estudios por muy importante que esto sea. Reflexiónalo. Quizás te dé pistas para hacer las cosas de otra manera.
5.- Siempre que podáis, comed todos juntos. Todos almorzamos y cenamos por muy poco tiempo que tengamos. Pues ese tiempo es para estar juntos. Y prepárate la conversación de la comida. Sí, así como suena. Entérate de cosas que a ellos les gusten. Música, deporte, o la última ley sobre el botellón.
No se trata de ser un padre moderno. Se trata de tener sentido común y aprender a entrar en sus temas cotidianos.
6.- Gánate a tus hijos. Partes con ventaja. Ellos te quieren de manera natural. Pero no te duermas.
Fíate de ellos aunque, a veces, te engañen. Haz la vista gorda, de vez en cuando, pero no cedas nunca en lo importante. Se coherente en tus actitudes y pide perdón cuando te equivoques con ellos.
Continúa tú la lista.
Y no se le ocurrirá pensar que no les dedicas tiempo. Y tú, padre o madre, aunque no lo tengas, estate tranquilo porque lo estarás haciendo bien
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